- No me olvides - se escucho una voz, fuera de la casa .
- Callate, Carolina, no quiero que estés acá, vete ya - respondió Mario, muy molesto.
Tras unos breves segundos, el ambiente quedó en silencio.
Mario se dirigió hacia el comedor. Se sento y se dispuso a comer. Comió un bocado mirando al costado. Sus ojos atentos, giraron hacia su izquierda.
Un putrefacto cuerpo, erguido, de mujer, se hallaba ahí.
El hombre sólo sonrió y dijo: - Carolina, al fin, te callaste. -
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