Intensamente, ansío esos labios cada vez que los veo. El recinto, la hora de siempre. Esperarla, aguardar paciente. Un fuerte olor a jazmines percibo en el ambiente, es ella cruzando la puerta. Se ve espectacular, guapa, hermosa, única; perfecta. Mis ojos buscan los suyos, sin resultado. La desesperación me invade. Necesito decirle algo importante.
Ella me observa y se acerca. Al fin mi oportunidad ha llegado.
Sonrió de felicidad. Me saluda y pregunta.
- ¿Que va ordenar, señor? ¿Capuccino con tres de azúcar, como siempre? -
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