En el espeso bosque, los caminantes, estaban exhaustos, sin reservas. Sus rostros estaban pálidos y flacuchos.
Ver el sol un día más, en adelante, seria un milagro. Sus fuerzas, eran inútiles. Desplomándose, se resignaron a ver sus inminentes decesos. Una repentina lluvia cayó. Las gotas refrescaron sus secas gargantas, mientras ellos abrían sus bocas. Sabían que esto merecía un sacrificio para la supervivencia de los demás,era la regla impuesta.Uno de ellos, ya no continuaria. Al tomar la decisión unánime, procedieron. Todo el bosque se inundó de gritos de espanto. Despues de unos segundos, la calma volvió. Recobraron fuerzas, dejando atrás, al compañero elegido, convertido en huesos.
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